Hola amig@s. Aunque hago trabajos en varios materiales, mi verdadera pasión es el ganchillo. Desde que tengo uso de razón me recuerdo siempre con aguja e hilo en la mano. Ha habido épocas de mi vida poco productivas en ganchillo, pero el acto de sentarme a descansar después del trabajo o en vacaciones, por ejemplo, coger aguja e hilo para relajarme y crear algo bonito lo recuerdo siempre, es algo que llevo dentro, que es natural en mí y que heredé de mi abuela Rosa.
Hoy quiero dedicarle esta entrada a ella. Hace mucho tiempo que nos dejó, pero cada vez tengo más claro que las personas queridas que se van de este mundo en realidad no nos abandonan, nos siguen acompañando, su esencia queda en nosotros, en mi caso, en cada trabajo que hago, en cada idea que me surge. En esas horas de tejido punto a punto ella me acompaña, ella está conmigo presente.
También la recuerdo siempre con aguja e hilo en la mano. En sus últimos años, cuando ya ni la vista ni las manos le respondían como antes, se sentaba en el sofá delante de la tele y, con restos de lanas, a veces deshaciendo jerseys viejos, tejía y tejía mantas de lana siempre con el mismo punto en zig-zag, de esta forma no necesitaba concentrarse tanto en el trabajo, era el acto mecánico de tejer, de ocupar las manos en lo que te llena, te gusta y te entretiene, como nos pasa a tod@s los que sentimos esa pasión por el ganchillo. Toda mi familia, hermanos, tías, primas, parientes allegados y demás familia, tienen una manta de ganchillo de mi abuela Rosa. La mía es esta.
Gracias abuela por tu herencia maravillosa, por guiar mis manos y por estar siempre conmigo.
qie preciosa es! nosotros tenemos una en la sala, en el sofa. Todo el mundo nos dice lo bonita que es cuando vienen a casa. Y abriga un montón!
ResponderEliminarClaro que es preciosa, todas las que hizo son preciosas ¡Cómo me acuerdo de la abuela Rosa! Cada vez más, ella y mi madre me enseñaron a hacer estas cosas, o por lo menos plantaron la semillita y ahora, cuando ganchillo o coso algo, parece que ellas están ahí conmigo, ¡Qué cosas! Esto no me pasaba antes, debe ser que me estoy haciendo mayor. Gracias por tus comentarios, Esther, un besito.
ResponderEliminarYo también recuerdo a mi abuela materna dándole a la aguja de ganchillo, fue ella la que me enseñó. En todas nuestras casas hay como tropecientas mantas de éstas de rayas aprovechando madejas de lana sueltas. ¡Molan un montón! Son abrazos cariñosos ;-)
ResponderEliminar¡Que herencia tan valiosa la de nuestras abuelas y que recuerdos! Para mí es un orgullo poder seguir esta tradición.
ResponderEliminarsi que es verdad lo que dices de las abuelas y las madres! yo a mi abuela la exprimo, abuela, enseñame a hacer esto, enseñame a hacer lo otro, háblame de tus padres, de tus abuelos, vamos a ver las fotos otra vez... soy una pesada, pero hay cosas que las quieres para ti y entre ellas, saber hacer estas cosas tan bonitas. Un besito para ti también
ResponderEliminarSeguro que a tu abuela le encanta que la exprimas, las abuelas y los abuelos son los que guardan las fotos, los recuerdos, las historias familiares, las sabidurías, todas las cosas que son propias de cada familia y, por desgracia, hoy en día no se valora lo suficiente a la gente mayor,no nos damos cuenta de que somos lo que somos por ellos, que ellos son la historia viva de nuestra vida y que nadie nos va a enseñar mejor ni nos va a valorar más que ellos y nuestros padres. En fin, sigue exprimiendo a tu abuela, disfruta de ella cuanto puedas y demuéstrale cuanto la quieres. Ser anciano a veces es triste, la gente de tu entorno se te va, tu vida se agota, la salud no acompaña y me imagino que tener a tu lado gente joven que te quiere, te respeta y te valora, debe ser una de las mayores recompensas de hacerse mayor.
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