MI MANTA

Esta manta es uno de esos trabajos que empiezas con muchas ganas, al cabo de un tiempo los dejas, los vuelves a retomar, luego no tienes tiempo... y así durante años ¿A quién no le ha pasado esto? . Yo siempre quise hacer una manta, como mi abuela, y decidí hacerla con aplicaciones de colorines, que me encantan. Fui ganchillando las aplicaciones a ratitos, durante mucho tiempo, luego me aburrí y, por fin, después de años, aproveché una baja laboral de casi tres meses por una operación para terminarla. Le tengo muchísimo cariño y en parte me alegro de haber estado tanto tiempo tejiéndola, porque cuando me la pongo por encima en el sofá, o en cama, en las noches frías de invierno, recuerdo todos esos años de mi vida y siento que mis horas, mis experiencias, mis sentimientos, todas las vivencias de esa etapa están en ella y me acompañarán siempre. Yo creo que nuestros trabajos no son simples objetos inorgánicos que destinamos a adornar o a protegernos del frío, sino que conservan parte de nuestra energía para siempre,  transmiten vida, toda la que invertimos en ellos cuando los creamos, nuestro tiempo, nuestro estado de ánimo, nuestra creatividad... la huella de nuestra persona, nuestra esencia personal queda en ellos.